miércoles, 20 de noviembre de 2013

Y llegaron las doce semanas....

Ya estaba pasando la semana diez y yo estaba preocupada. El mundo me preocupaba, la vida me angustiaba, el universo no me contestaba ja. Necesitaba saber imperiosamente que mi bebé estaba bien, que todas sus partes se encontraban donde debían estar, que seguía allí adentro, etc. Creo que la preocupación era peor que afrontar la realidad: que sea lo que fuese, habia un ser que crecía dentro mío. 

En mi desesperación, había decidido (junto a mi esposo) que haríamos una eco (la de las doce semanas) pasa saber que todo estaba bien. Esa vez, me acompañó mi mamá y yo me encontraba realmente nerviosa. No sabía cuánto se podía ver o qué evaluaba realmente esa ecografía tan especial. 
Unos días antes, además, me había sacado sangre para medir ciertas cosas que se alteran en ciertos casos y desgraciadamente, ese día y a esa hora me faltaba el tan preciado resultado. Al llegar al lugar donde me hacía la ecografía obviamente lo primero que me pidieron fue ese estudio y yo desesperé porque aún no lo tenía. Mi papá, que se agitó mas que yo, salió corriendo (en realidad en el auto, ja) al laboratorio que quedaba en la otra punta de la ciudad, para tener esos benditos resultados. 

Mientras esto sucedía, mi mamá y yo entramos a ver a "la eminencia" en este tipo de estudios...el hombre, que entró en pantuflas y despeinado (SI! en pantuflas!) puso el gel helado en mi panza (inexistente obvio) sin que le importase la brusquedad o mis ganas de hacer pis y comenzó a trabajar en silencio...y más silencio...y más silencio. 

En cierto momento, y viendo que las palabras no saldrían de su boca facilmente, le pregunté con angustia en mi voz: "Está todo bien?". A lo que, luego de un silencio eterno para mi, contestó "Si...es un feto como cualquier otro, normal". yo me quedé pasmada. "Como cualquier otro!"
NO!!!!!! No era como cualquier otro...¡era mío! Era mi bebé, no un feto como cualquier otro. Pero bueno, lo más importante en ese momento fue escuchar: "Todo está en orden. ¿Te lo grabo en CD?"

Salimos de esa experiencia y mi papá ya estaba con los resultados en la sala de espera, por lo que la secretaria me hizo un librito lleno de datos con las fotos ininteligibles de la eco y lo más importante, el video. Y así fue que esa mañana salí con el primer video de mi hijito sanito, con sus veinte dedos, su cerebro en el lugar que correspondía, su corazon perfecto, sus riñoncitos y vejiga funcionando y lo más importante: sabiendo que era absolutamente unico y mío...



Autor: El blog de mamá

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