Cuando era adolescente, inclusive en los primeros años de mi juventud, presagiaba que iba a morir soltera y sin hijos. ¡Ja! Nada más lejos de la realidad. A mis treinta, el gusanito de la maternidad vino a mi sin que nadie lo invitase y por supuesto, me puse pesada con eso. Yo me puse pesada. Cada mitad de mes las hormonas se alborotaban y me hacían pensar en panzas abultadas y bebitos bellos y con linda fragancia. Si sos madre, sabes tanto como yo que eso es una mínimima, muy pequeña parte de la realidad que constituye la maternidad. Esa es la que nos cuentan. La maternidad rosa.Ya hablaré más adelante de este temita...
En fin. Mi pareja, que no estaba tan convencido como yo, aguantó lo mas que pudo. Hubo resistencia, discusiones, pros y contras y mucha angustia de mi parte, lágrimas, ansiedad, etc, etc, etc. Fueron tres años de espera y de amenazas de que mis ovarios iban a a dejar de funcionar en breve. ¡Mentira! Funcionaban re bien. Pero siempre está la sociedad y sus mandatos y la familia y sus presiones: "Hay que ser madre antes de los treinta y cinco". Y hasta me atrevería a decir que antes de los treinta. Esto me recuerda mi vida de universidad y mis padres: estudiá y no te embaraces que si no se arruina tu vida. ¡Otra mentira! Por supuesto que se que lo hacían con amor, pero era una total mentira ja!. Luego de recibirme ya querian ser abuelos. ¿Y si se ponen de acuerdo? ¿Qué cambia con 25 o 26 años? ¿El título? Como si con eso magicamente uno tuviese trabajo, pareja y casa y listo: ¡un hijo! Nada más lejos de la realidad, al menos de la mía.
Luego de todo esto, a mis treinta y tres años, ambos decidimos embarazarnos. No voy a decir como fue, pero si que dio resultado.
Aún recuerdo el dia que me hice un evatest para confirmar lo que ya sabía. Se preguntarán ¿Cómo que lo sabía? Si. Y lo sabía porque una mañana en la que estaba en el baño de mi trabajo, algo dentro mio me dijo que así sería. No pregunten, fue asi. Sabía que ya estaba embarazada, que esperaba a mi bebé. Por lo tanto, cuando tuve el test positivo en mi mano, no me sorprendió. Aunque algo se hizo terriblemente real: Iba a ser mamá. En ese instante, me agarró pánico.
Que lindas experiencias que contas.
ResponderBorrarCuando era chiquita soñaba, cual Susanita, que me casaría en el 2.000 y que tendría 2 hijos, una nena y un nene; soñábamos con una amiga sentadas en la terraza de la vieja casa de mi abuela paterna en San Telmo.
Antes de ser Mama tuve el deseo hace 10 años atrás, Fue tan frustrante que me auto convenci que no quería, que no serias madre. Era más fácil pensar y decir eso que hacerme cargo de la realidad.
Pasaron los años y junto a Patricio elegimos ser Padres, el por 4ta vez y yo por primera. No fue fácil la decisión.
Quinto y ultimo año en la Facultad, estudiando a mas no poder, ni me di cuenta que por dos meses no me había indispuesto.
Y tuve señales! Era el cumple de mi amiga del alma Solcito e hizo una gran picada para cenar. Amo la picada y, que me paso? Me dio asco. Me fui temprano porque moría del sueño. EN el taxi que me fui lo compartía con una amiga de Sol que me dijo ¿no estarás embarazada? Y lo descarte por completo. Pero se ve que me quedo resonando en algún lugar ya que esa semana, me di cuenta que algo pasaba. Había tenido dos asados y sentía asco a cosas que me gustaban mucho, descompuesta todo el tiempo. TODO lo atribuía a los nervios por la Facuss. Una tarde entre libros y apuntes junto a Pato, dije, hagámonos un evatest, empecé a sospechar. POSITIVO!!!! Llore, lloramos juntos, fue emocionante. Lo compartí con mi familia y todos muy felices, compartían mi alegría. Fueron 9 meses de mimos, de mimos y más mimos, exceptuando los primeros 3 meses me vivía descompuesta. Nos preparamos, el curso de PRE parto fue fundamental para mí. Y llego Emmita. Deseaba tenerla por cesarea, temía al parto normal, al dolor. Tuve por cesárea, fue bastante traumático, pero nada comparable al ver a Emma con mis brazos, en mi pecho. En el trascurso de mi embarazo rendí, me recibí, nos recibimos juntos con Patricio, nos mudamos uffff cambios cambios y más cambios, y llego EMMA. (continuara)